La Sinaloa de El Chapo

20 de octubre de 2015

Dice un estudioso del fugitivo más famoso del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán, que a él le gusta tener una Sinaloa “calmada” y “controlada”. Es un deseo lógico porque los empresarios y “El Chapo”, que es muy exitoso, necesitan de estabilidad y certidumbre. ¿Qué piensan y sienten los sinaloenses de ser la sede de un imperio trasnacional que se extiende por el mundo?

Explorar la mente y los corazones de una sociedad es complicado y riesgoso. Las ideas y los sentimientos son fluidos y se van modificando a golpes de realidad, a la cual también transforman en una interacción que va tejiendo intrincados arabescos. Sin embargo, es indispensable hacer un esfuerzo interpretativo porque sí importa lo que piensan las sociedades. Un ingrediente esencial son las áridas encuestas.

El sábado 11 de julio “El Chapo” decidió cambiar de residencia, y el lunes 13 el Gabinete de Comunicación Estratégica estaba levantando una encuesta telefónica representativa de lo que se pensaba ese día en Sinaloa y el país sobre el personaje del momento. En ambos universos más de 85% de los entrevistados lo calificaban de inteligente y astuto. Las diferencias aparecían a la hora de juzgarlo. La encuestadora pidió a los entrevistados que asociaran al Chapo con uno de lo siguientes personajes de la vida nacional: un delincuente (El Mochaorejas) y dos paladines populares: Pancho Villa y Chucho el Roto. La muestra que representaba al país calificó al Chapo de criminal, mientras que el porcentaje más alto de sinaloenses lo equiparó a Villa, el guerrillero con fama de utilizar la fuerza a favor de los débiles.

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